¿Miedo a las ideas ridículas?

 Me gusta mucho hablar de innovación, incluso ser referente de ello, al hacer cosas nuevas, al proponer ideas que para muchos pueden parecer irreverentes incluso correr algunos riesgos lidiando con el miedo a fallar, de hecho creo que sin éste último ¡nunca se és capaz de moverse de la zona cómoda y desafiar lo predecible.

Sin embargo, desarrollar grandes (y pequeñas nuevas) ideas conlleva una considerable cantidad de riesgo, siempre habrá detractores, las personas se resistirán a ideas innovadoras hasta que sean aceptadas como normales.

Si ponemos atención a algunos grandes innovadores, podemos observar que el proceso de innovación al principio puede parecer incluso una iniciativa ridícula, incómoda y poco posible desde la perspectiva de muchos, casos como la idea de digitalizar la música, que el sargazo puede convertirse en un ingrediente excepcional para hacer suela de zapatos deportivos o visibilizar en una campaña publicitaria que la perfección va más allá de estereotipos sociales.

El camino hacia la innovación requiere un alto grado de incertidumbre, tolerancia al fracaso y la posibilidad de permitirse fallar tantas veces sean necesarias para lograr lo que muchos consideran imposible, incluso innecesario.

Hablemos entonces de esto último, la ventaja de fracasar.

Al principio y muchas veces, las ideas son simplemente tontas, otras veces se adelantan a su tiempo o simplemente no son técnicamente viables o financieramente.

Como se señalase el profesor Shive en un artículo para el Harvard business school news el mundo se divide en dos formas de pensar:

  1. La gente del tipo 1, aquellos con miedo a cometer errores (en mi opinión la mayoría) para éstos el fracaso es vergonzoso y desastroso. Generalmente tienen aversión al riesgo y cualquier progreso que hacen es, en el mejor de los casos incremental. (mejorar sutilmente lo que existe)
  2. Por otra parte, esta el tipo de personas 2, los que al contrario de los anteriores (el porcentaje menor) temen perder oportunidad!  lo realmente incómodo es ser un testigo observador mientras alguien más consigue tener una gran idea, la bonita frase ¿Cómo no se me ocurrió antes? ¿te ha pasado?

 Cuando te dedicas al marketing creo que nunca puedes ser la persona 1, el marketing más que nunca es exigente respecto a la posibilidad de permitirse correr riesgos, aprender rápido, eliminar lo que no sirve y corregir todo el tiempo, durante todo el proceso.

El mundo digital se mueve hoy en día a un ritmo tan acelerado, que ninguno de nosotros es experto por demasiado tiempo, la única manera de definirse como un innovador es entender lo que las personas quieren (no solamente lo que tu tienes), dedicar tiempo a testear la oferta (en lugar de perfeccionar solamente productos, canales o comunicación no probados) y aprender lo más rápido posible, total! Sino lo haces tu, lo hará tu competencia.

En tu estrategia de marketing, igual que en los proceso de innovación, Si no cambias, te actualizas o transformas continuamente  te conviertes en paisaje, comprende rápido lo que tu audiencia necesita, inspírate en ello y  testea lo más que puedas todas tus ideas.

Total: como siempre digo a mis emprendedores: Tu primera idea, quizá nunca sea la idea, pero si es aquello que puede moverte de la zona cómoda para crear nuevas posibilidades.

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